Ni Suiza, ni Bermudas, ni Islas Caimán, ni Isla de Man, ni las Islas del Canal ni, mucho menos, cualquier país miembro de la Unión Europea con importantes ventajas fiscales como Luxemburgo, Países Bajos, Irlanda, Malta o Chipre. Las importantes expectativas levantadas por la Unión Europea con su lista de paraísos fiscales se desplomaron de golpe con la publicación de los 17 países que conforman esta lista negra, votada por unanimidad por los ministros de Economía y Finanzas europeos. La relación incluye las siguientes jurisdicciones: Bahréin, Barbados, Corea del Sur, Emiratos Árabes Unidos, Granada, Guam, Macao, Islas Marshall, Mongolia, Namibia, Palau, Panamá, Santa Lucía, Samoa, Samoa Americana, Trinidad y Tobago y Túnez.
La UE matizó de inmediato que este listado no tiene efectos sancionadores.
Con las únicas excepciones de Barbados y Panamá, países no considerados paraísos fiscales por España al tener suscritos respectivos convenios de doble imposición, ninguna otra de las jurisdicciones opacas incluidas por la UE en su lista negra se ha visto envuelta en alguno de los grandes escándalos fiscales de los últimos años publicados por consorcios de periodistas.
Los países europeos se han olvidado, sin embargo, de muchos de los paraísos fiscales usados por las élites y las multinacionales para ocultar su patrimonio o eludir impuestos, como Bermudas, Islas Vírgenes o las Caimán, en el Caribe; los territorios británicos europeos de Isla de Man, Jersey o Guernsey; enclaves asiáticos como Hong Kong o Singapur, o uno de los tradicionales refugios fiscales: Suiza. En un artículo publicado en exclusiva en El Confidencial por los Paradise Papers, el economista Gabriel Zucman ponía de manifiesto la importancia de estos territorios en la industria 'offshore', además de otros países europeos como Luxemburgo, Países Bajos e Irlanda.
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